Ya hemos pasado el primer mes del nuevo año, ese año nuevo: repleto de nuevos propósitos o proyectos, tales como: perder esos kilos que nos sobran. El presente post está dirigido justamente a aquellos que han tomado la decisión de iniciar una dieta o régimen, y no quieren, o mejor dicho, no pueden permitirse ningún tipo de exceso culinario. Por ello os convidamos a un » dietético festín », ya no para el sentido del gusto, sino para el de la vista y los restantes. Con este fin, os invitamos a dar un agradable paseo aprovechando el clima primaveral de Alicante.
Ya sin más preámbulos, os vamos a llevar al Cabo de Santa Pola, lugar donde se encuentra uno de los mejores miradores de la provincia. El Cabo de Santa Pola constituye un balcón natural de roca caliza de un diámetro aproximado de 5 km que se halla en alto y relativamente aislado del resto de sus alrededores. Su periodo de formación data de hace 6 millones de años. En este tranquilo y bello lugar, allá donde termina la bahía de Alicante por el sur, podemos admirar unas vistas que abarcan la totalidad de la costa alicantina. En un día de cielo despejado, la visión se extenderá desde el Cabo de Palos en Murcia hasta el Peñón de Ifach en Calpe, lo que nos proporciona más de 130 km de paisaje costero. Para hacer este mirador aún más atractivo, se instaló en 2015 una pasarela metálica de unos 40 m de longitud y que gracias a sus soportes se mantiene por encima del suelo a no pocos centímetros. A los extremos y a nuestros pies: el mar o unas extraordinarias vistas de la isla de Tabarca, que parece emerger directamente del mar. Desde allí podremos divisar sin ningún problema: el faro, la iglesia y el pueblecito isleño, todo ello rodeado por las limpias aguas del Mar Mediterráneo. Aparte de la función práctica de la pasarela, debemos resaltar su valor artístico. Su estilo moderno encaja perfectamente con la crudeza de la rocosa costa.
Debido a su estratégica localización, el Cabo de Santa Pola ya desde la Antigüedad sirvió en el Mar Mediterráneo de punto referencial de navegación para navegantes fenicios, cartagineses, griegos y romanos. Justo al lado del mirador se encuentra el faro que se creó en 1858, al ser reconvertida la antigua torre de vigilancia costera, conocida como Atalayola. En el siglo XVI era usada para controlar los posibles ataques de los piratas bereberes. Gracias a su privilegiada posición estratégica, el Cabo de Santa Pola se empleó como puesto de vigilancia durante la Guerra Civil, en sus cercanías se encuentran búnkeres correspondientes a esa época.
Concluyendo, el Cabo de Santa Pola constituye otra atractiva opción de visita dentro de nuestra lista de lugares interesantes de la provincia de Alicante. El sol, el viento, el olor a mar y la vegetación de la costa crean una atmósfera ideal para la relajación durante cualquier época del año o momento del día. Asimismo, resultan espectaculares tanto los amaneceres como las puestas de sol. Durante el día es un lugar ideal para comidas o meriendas al aire libre, todo ello dentro del marco de las fantásticas vistas. No obstante, debemos tomar precauciones para los días ventosos, ya que las rachas de viento pueden alcanzar cotas bastante fuertes y bruscas; en esos días se manifiesta recomendable no acercarse excesivamente al filo del precipicio.
Para llegar al mirador del Cabo de Santa Pola en coche desde Alicante, debemos ir por la carretera nacional 332 y tomar el desvío a Santa Pola, la salida al mirador se encuentra justo después de la central eléctrica. El coche podemos dejarlo en los aparcamientos junto al faro y de allí restará un pequeño paseo a pie hasta el mirador.
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