En 1982 se celebró en España uno de los Mundiales más recordados de la historia. Un campeonato que nos dejó momentos imborrables. Los aficionados al deporte rey tendrán siempre en la memoria el maravilloso “juego bonito” del combinado brasileño con sus figuras: Zico, Socrates, Falcao, etc. que después de un campeonato perfecto perdió en un inolvidable y extraordinario partido contra la Italia de Rossi, y el veterano Zoff. A la postre, el equipo transalpino se proclamaría campeón. Fue el Mundial de la entrañable mascota Naranjito, del mediocampo de seda francés, comandado por Platini, el Mundial del trío polaco: Lato, Smolarek, Boniek, pero también el del partido “amañado”que protagonizaron Alemania y Austria o el del fracaso del equipo anfitrión, España.
Para los españoles constituyó el primer evento de tal calibre e importancia que organizó su país en democracia y libertad, unos años después de la muerte del dictador Franco. Probabablemente, todo el empeño y entusiasmo empleado para tal ocasión con el fin de conseguir una buena organización no salió plenamente recompensado y como consecuencia el campeonato tuvo sus luces y sombras organizativas. Pero lo que no cabe no duda es que el aficionado vivió jornadas de fútbol excelente y emocionante.
El evento contó con catorce ciudades y diecisiete estadios donde se celebrarían los partidos. Mientras algunas metropolis de la importancia de Palma de Mallorca, Las Palmas o San Sebastián tuvieron que resignarse por diversas circunstancias a no poder ser sedes organizadoras, Elche y Alicante consiguieron su objetivo. Es indudable que el alto nivel de servicios, la situación geográfica y los estadios fueron los factores decisivos para la elección de ambas ciudades levantinas. El trabajo y esfuerzo que se realizó en los años anteriores en la mejora de las infraestructuras fue considerable. Para tal evento, las dos urbes alicantinas remodelaron y modernizaron sus dos estadios: el Nuevo Estadio de Elche que alcanzó un aforo de 38.750 espectadores y el Rico Pérez de Alicante aproximadamente los 33.500 espectadores.
A las dos ciudades le correspondió albergar el grupo 3 que contaba con las selecciones de Argentina, Hungría, Bélgica y El Salvador. Argentina como defensora del título pudo escoger sede, decidiéndose la federación argentina por tierras alicantinas debido principalmente a cuestiones climáticas y de comodidad. La selección sudamericana con sus figuras: Kempes, Passarella y un joven Maradona se concentró durante un mes en un hotel de Villajoyosa, circunstancia que atrajo a un gran número de periodistas y curiosos. Los argentinos constituyeron la afición más numerosa y visible. Las otras hinchadas se trasladaron a tierras alicantinas en mucha menos cantidad.
El primer partido del grupo 3 no se jugaría en Alicante, se trataba del partido inaugural, el Argentina-Bélgica que se celebraba en Barcelona, el resultado final un 1-0 a favor de los belgas, que con su victoria se colocaban primeros del grupo.
El 15 de junio de 1982 fue la fecha designada para el primer encuentro en Elche, se enfrentaba Hungría contra El Salvador, el resultado resultó ciertamente escandaloso, 10-1 a favor de los húngaros que contaban en sus filas con los goleadores Kiss y Faszekas, por parte de El Salvador, un portero de 17 años llamado Guevara que no pudo hacer demasiado para evitar el desastre.
El 18 de junio -en un estadio Rico Pérez de Alicante atestado e inundado de banderas albicelestes- se ve a la mejor versión de los Maradona y compañía, ganaron los sudamericanos por 4-1 con dos goles de “El Pelusa”, uno de Ardiles y otro de Bertoni, por parte de los húngaros anotó Poloskei.
El segundo partido en la ciudad de las palmeras fue un Bélgica-El Salvador que se prometía una goleada a favor de los europeos, sin embargo los centroamericanos hicieron un partido más que correcto perdiendo por la mínima, 1-0. En este encuentro pudimos ver un interesante duelo entre la estrella salvadoreña Mágico González y el excelente defensa belga Gerets.
El partido que se despedía de Elche lo constituía un interesantísimo Hungría-Bélgica que congregó a 37.000 espectadores y terminó con un empate 1-1, que daba la primera plaza al combinado belga y enviaba a casa al equipo magiar.
Para terminar el grupo, el día 23 de julio, en plenas fiestas de San Juan, pudimos contemplar otra vez un estadio Rico Pérez lleno y festivo, con la afición albiceleste animando a Argentina para vencer a El Salvador por dos goles a cero, tantos de Passarella de penalti y Bertoni. Esta victoria para el equipo sudamericano supondría su pase a la siguiente ronda como segundo de grupo.
Pasada la fase de grupos, Alicante no vio ningún encuentro hasta la final de consolación, el partido por el tercer y cuarto puesto. El día 10 de julio, a las 20:00, se enfrentaban Francia y Polonia. Los galos venían de perder en unas semifinales con prórroga y penaltis contra los alemanes. Un duelo entre los finos estilistas franceses que contaban en sus filas con el mejor centro del campo del campeonato: Giresse, Genghini, Tigana y su figura Michel Platini y una Alemania de juego menos vistoso, pero muy efectivo y rocoso. A la prórroga se llegó con 1-1; a los pocos minutos del inicio de la prolongación, los franceses disponían de una ventaja de 3-1 y parecía el partido ya decidido, no obstante, los teutones consiguieron igualar poco después con goles de Rummenigge y Fischer. Finalmente, los alemanes en la tanda de penaltis lograron llevarse el gato al agua y se presentaban en la final del 11 de julio en Madrid.
Por su parte, los polacos habían perdido justamente 2-0 en las semifinales en su partido contra Italia, los italianos con goles de Paolo Rossi hicieron valer su superioridad técnica y táctica.
En el partido celebrado en un Rico Pérez con 28.000 espectadores, con dominante presencia de aficionados franceses; el seleccionador galo, Michel Hidalgo, se vio obligado a cambiar a la mayoría de sus jugadores titulares que se encontraban extenuados tanto física como moralmente tras la derrota contra los alemanes, por el contrario, Polonia alineó un equipo similar al de todo el campeonato con la variante de Szarmach por Smolarek y la entrada de Boniek que no pudo jugar ante los italianos por sanción. Los franceses se adelantarían con gol de Girard, pero pronto el planteamiento del seleccionador polaco, Piechniczek, dio sus frutos y en siete minutos locos, del 40 al 47: Szarmach, Majewski, Kupcewicz le dieron la vuelta al resultado, en el 72 Couriol para los galos pondría el 3-2 definitivo. Con este partido terminaba la andadura de la provincia de Alicante en el Mundial 1982. Las dos ciudades superaron con buena nota su cometido, el ambiente festivo y el colorido de las aficiones, en especial la argentina, quedará siempre en el recuerdo de los habitantes de la provincia y sus visitantes. Concluyendo, podemos afirmar que el beneficio y alcance que produjo en nuestras tierras levantinas este magno acontecimiento resultó a todas luces enorme.